Sector construcción
Proyecto de un grupo de ingenieros y estudiantes de la Universidad
Eafit, compite por el Hult Prize.
Foto: David Sánchez /
EL TIEMPO
Los paneles solares de estos ladrillos
absorben los rayos del Sol que impactan las fachadas.
Luego de posponer la
idea de enviar al espacio un satélite colombiano de bajo costo, cuatro
ingenieros y empresarios antioqueños vieron en los rayos de sol que golpean las
fachadas de casas y edificios, una oportunidad tecnológica menospreciada por la
ciencia e impostergable para ellos desde la Universidad Eafit, en Medellín.
Alejandro Velásquez,
José Ignacio Marulanda y Mauricio y Mario Betancur trabajan desde hace tres
años en la producción de un ladrillo resistente, de bajo costo y capaz de
absorber la energía del sol para convertirla en electricidad en los recintos.
El prototipo,
elaborado en cerámica, soporta hasta 200 toneladas de peso y pasó las pruebas
de sismorresistencia. Con dos celdas solares que los expertos instalaron en uno
de sus costados y que se conectan a un sistema de batería de generación dentro
de este, es posible producir la energía necesaria para iluminar una habitación.
Según los emprendedores, 10 de estos ladrillos proveen la iluminación de una
casa; con 70, responden los electrodomésticos más básicos de un hogar, y con
350, la energía de un apartamento es autosuficiente e incluso genera un
superávit para contribuir a la generación en otras viviendas.
Entre los componentes
más positivos de esta creación está su precio. Un ladrillo, que está en su
última fase de aprobación por parte de usuarios, costará entre 10 y 12 dólares,
con la ventaja de que se ofrecerá la posibilidad de ser instalado sin las
celdas para que, paulatinamente, las personas decidan si se suman a la
generación de energía renovable.
Según Alejandro
Velásquez, docente de la Universidad Eafit en el área de Mecatrónica y miembro
de Helium (grupo que realizó este desarrollo), “el mercado de la energía solar
está poco explorado en el país. El 80 por ciento de la capacidad energética
depende de las hidroeléctricas y solo el 1 por ciento, del Sol. Esto pone a
Colombia en una situación peligrosa, porque no tenemos una canasta
diversificada de energía y ante un fenómeno del Niño comienza una gran
especulación”.
Sobre las energías
fotovoltaicas, Mauricio Betancur, otro de los creadores, es claro en que
existen desde finales de los años 70, pero el reto ahora es idear cómo las
personas pueden apropiárselas. “Con una hora de radiación sobre el planeta, le
podrías dar electricidad a este durante todo un año. Colombia está en el
trópico, la franja que concentra la mayor radiación solar del planeta y la
estamos desperdiciando”, anotó.
A lo anterior se suma
que, según manifestaron los investigadores, hay otras ventajas de esta
creación, como que la construcción en Colombia esté concentrada en edificios,
incluso en viviendas de interés solar, y que las fachadas de estos aún no están
siendo aprovechadas para avances productivos. “Esta superficie está 16 veces
más expuesta al sol que los techos, y no estamos haciendo nada con ellas”,
concluyó Betancur.
Helium trabaja en
construir una casa solar, cimentada sobre estos ladrillos, para probar que su
idea es bien apropiada por usuarios. Este proyecto compite en el Hult Prize,
que otorga un millón de dólares como capital semilla.
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