Sector
infraestructura
FOTO JUAN ANTONIO SÁNCHEZ
Este es el puente sobre el río Magdalena que
lleva a Puerto Triunfo, hasta donde se extenderá la doble calzada desde El
Santuario.
Que la autopista Medellín-Bogotá, en el total
de 427 kilómetros, sea en doble calzada, es un sueño que está a poco de
cumplirse, pues el único gran tramo que falta por tener estas dimensiones es el
trayecto El Santuario- Puerto Triunfo, y ya hay varios hechos que avizoran la
posibilidad de que se construya.
El hito más importante para llegar a la
ejecución de este tramo tiene que ver con el acuerdo de voluntades al que
acaban de llegar el consorcio Devimed, concesionario de la vía, y la Agencia
Nacional de Infraestructura -ANI- para que la primera firma desafecte los 135
kilómetros del trayecto, con lo cual la posibilidad de construirlo quedaría
expedita.
El presidente de la ANI, Luis Fernando
Andrade, explica que Devimed tiene un contrato sobre la vía que termina en
2029, pero en vista de que no se puede adicionar más recursos, se llegó a un
acuerdo con la firma privada para que saque de su contrato este trayecto.
“En términos jurídicos, la palabra se llama
desafectar, con ese acuerdo de voluntades, y agradezco la buena voluntad de
Devimed en este caso, podríamos sacar una licitación para los interesados en
construir la carretera”, precisó Andrade.
En varias oportunidades, el funcionario ha
manifestado que en el Plan Maestro de Transporte Intermodal, la doble calzada
entre Puerto Triunfo y El Santuario está contemplada como una obra prioritaria,
porque el tráfico entre Bogotá y Medellín es alto y la tendencia es a aumentar
con las Autopistas de la Prosperidad y todos los grandes desarrollos viales que
se están dando en el país, que tienen en Antioquia el epicentro de los tramos
más importantes.
Germán Vélez Villegas, gerente de Devimed,
aclara que aunque ya el acuerdo está firmado con la ANI, hay pasos pendientes y
por eso se muestra prudente en ahondar en los detalles del mismo.
Señaló, sí, que mientras avanza el análisis
del pacto -en este caso por parte de la Procuraduría y un Tribunal de
Arbitramento, según explicó la ANI-, Devimed entregó una propuesta con estudios
de prefactibilidad para construir el tramo, la cual está en manos de la ANI,
que de considerarlo factible, sacaría la licitación para la construcción.
“Ese proceso en la ANI esperamos que se
resuelva en unos seis meses”, adelantó Vélez Villegas.
A
definir constructor
Andrade confirmó que, efectivamente, Devimed
ya presentó el proyecto con los diseños de la obra, pero no se puede adelantar
nada mientras no quede finiquitada, en forma definitiva, la desafectación del
tramo El Santuario-Puerto Triunfo.
“Aunque hacen falta pasos, lo fundamental es
que las partes estamos de acuerdo, y esperamos que en dos meses la Procuraduría
y el tribunal de arbitramento resuelvan el caso, con lo cual se garantizaría
que a principios de 2016 tendríamos el tramo desafectado para adelantar el
proceso licitatorio para la ejecución del trayecto”, apuntó Andrade.
El gerente de Devimed, Vélez Villegas, aclaró
que aunque su firma hizo la primera propuesta -y única hasta el momento- para
construir la carretera, eso no le garantiza que la construcción le será
asignada.
“Si la ANI ve la factibilidad de la obra, debe
sacar una licitación por si aparecen otros proponentes y entraríamos a competir
con ellos”, y podría darse el caso de que otros queden con el proyecto, dice el
gerente de Devimed.
Por ahora, lo primordial es que el acuerdo de
voluntades quede en firme como pacto sellado y se pueda emprender el proceso
para la construcción de los 135 kilómetros, los más lentos del viaje entre las
dos ciudades.
¿Y la
financiación?
Pero desafectar el tramo no es el único
problema. Otro que parece de ribetes mayores es la financiación de las obras.
Se ha dicho que el Gobierno Nacional, con la financiación de las autopistas de
4G, ya no tiene más qué raspar de la olla y las únicas maneras de construir
vías son la concesión y los peajes.
El gobernador de Antioquia, Luis Pérez Gutiérrez,
que está a la expectativa de lo que suceda con este proyecto esperando el mejor
desenlace, dijo que “la autopista Medellín-Bogotá es muy transitada, aguanta
todas las ampliaciones necesarias y para eso están los peajes. Lo que ha hecho
el Gobierno Nacional es renegociar el tema de los peajes y si es necesario hay
que poner otro peaje para que en determinados números de kilómetros que se
avance, el que transite pague. Esto se ha logrado con los que tienen la
concesión. Los constructores analizaron, vieron la velocidad tan lenta que hay.
Las congestiones son altísimas. Los peajes significan calidad vial. Vamos a
acostumbrarnos a una vía distinta y para vivir mejor hay que pagar”, aseguró el
gobernante.
Según el mandatario, en Antioquia solo el 13
% de la gente tiene vehículo particular y, a su juicio, “es justo que el que
consume vías, pague”.
Opina, también, que en el transporte de carga
los comerciantes deberán asumir el costo de una mejor vía y tiempos más cortos
para los viajes.
Pero los transportadores, que fueron víctimas
de la guerra que guerrilla y paramilitares libraron en este corredor vial a
finales de los 90 y principios del 2000, cuando les quemaron decenas de
vehículos y les hicieron perder miles de millones de pesos con bloqueos, ataques
y asesinatos, no la ven tan sencilla.
Luis Orlando Ramírez, director ejecutivo de
la Asociación de Transportadores de Carga -ATC-, admite la importancia de esta
obra para el total del trayecto entre Medellín y la capital del país, pero
pronostica que a su gremio le tocará asumir gran parte del costo de la misma,
lo que le restará competitividad, máxime cuando hace apenas unos meses debieron
adelantar un paro que les dejó pérdidas millonarias reclamando varias
reivindicaciones.
“Esta vía nos da una conectividad mucho más
ágil, son muchos años de una espera muy larga y hemos presionado al Gobierno
Nacional para que le dé trámite al proyecto”, señaló, pero rechazó que de
pronto les toque aumentos en los costos de los peajes superiores al 200 %.
“Esa vía mejora la conectividad con Puerto
Boyacá y el eje transversal del Magdalena Medio, pero esperamos unas alzas
razonables en los peajes”, advirtió el directivo gremial.
Según la ANI, para la financiación de la obra
se instalaría un nuevo peaje.
“Cuando se desafecte el tramo quedamos con
los dos peajes que hay actualmente: uno cerca de Puerto Triunfo y otro cerca de
Cocorná y se haría otro a mitad de camino, entre La Granja y Doradal, pero este
se instalaría una vez se terminen las obras”, explicó el presidente Andrade.
Aunque en el momento es complicado hablar de
cifras, pues aún no hay diseños concretos sino más bien estudios de
prefactibilidad, la ANI señala que la obra está tasada en 2,3 billones de
pesos.
Hay que tener en cuenta que es una zona
montañosa, en la cual se pasa de unos 400 metros sobre el nivel de mar, en el
Valle del Magdalena, a los 2.300 metros de El Santuario.
Los prediseños, que serán expuestos esta
semana en un seminario de la SAI -Sociedad Antioqueña de Ingenieros y
Arquitectos- incluyen una rectificación de la vía actual y la construcción de
varios viaductos y túneles, “lo que nos permitirá entregarle a Antioquia una
vía con especificaciones de 4G”, recalcó Andrade.
Una vía
esencial
Para la SAI, terminar esta autopista en doble
calzada debe ser un proyecto prioritario del país, pues es la conexión de las
dos principales ciudades.
El presidente de esta agremiación, Martín
Alonso Pérez, recalca que dentro de los corredores de Antioquia, esta vía es
vital, “porque une a las dos capitales más importantes: Medellín y el Valle de
Aburrá, con más de 3’700.000 habitantes, y Bogotá con cerca de 8 millones, que
generan la mayor riqueza del país”.
Pérez admitió que aunque este tramo ya debía
haberse construido, en las autopistas de 4G se priorizaron otros ejes viales,
teniendo en cuenta las dificultades geográficas de Antioquia para construir
carreteras, pero son precisamente todos estos desarrollos los que hacen
necesaria la terminación de este trayecto, por todo el volumen de carga y
pasajeros que habrá entre ambas capitales en el mediano plazo.