Las fachadas ventiladas son el sistema
más eficaz para solucionar el aislamiento del edificio, eliminando tanto los
indeseables puentes térmicos así como los problemas de condensación. Descubre
cómo funcionan.
La
piel de un edificio es un reto importante que se puede interpretar y diseñar de
muchas maneras: mediante texturas de materiales, colores, volúmenes, etc. Una
forma de ellas puede ser la fachada ventilada, también llamada pared ventilada.
Este sistema constructivo “abraza” el edificio dotándolo de autonomía para
respirar al mismo tiempo que crea un flujo interior del aire que permite
mantener el calor en el invierno y el enfriamiento en verano.
La
fachada ventilada es un sistema de revestimiento (no estanco) independiente de
los paramentos del edificio que deja una cámara ventilada entre el
revestimiento y el aislamiento. Es decir, la piel exterior corresponde a la
fachada ventilada, posteriormente viene un cerramiento interior y el espacio
entre la piel exterior y la cara interior del cerramiento es lo que se denomina
cámara ventilada.
La
fachada ventilada cuenta con una subestructura metálica al interior, que es un
entramado cuyo principal objetivo es sostener la capa exterior y su propio
peso, absorber las dilataciones, así como fuerzas de seísmo. Ayuda a crear la
cámara de aire necesaria para el correcto funcionamiento de la fachada
ventilada.
Este
método constructivo es considerado como el sistema más eficaz para solucionar
el aislamiento del edificio, eliminando los indeseables puentes térmicos así
como los problemas de condensación y obteniendo de este modo un excelente
comportamiento térmico-higrométrico del edificio.
El
aislamiento puede ser continuo por el exterior del edificio, protegiendo la cara
interior y los cantos de los forjados.
Ventajas de la fachada ventilada
Dentro
de las ventajas que supone este sistema destaco que puede ser empleado como
revestimiento en cualquier tipo de clima, lo que supone un importante ahorro
energético del edificio que puede alcanzar entre un 20% y un 30% del consumo.
Su
configuración es primordial y el diseño de las juntas o su separación es
fundamental ya que el flujo de aire de la cámara dependerá de ello. Su
protección contra agentes externos ayudará a la eliminación de condensaciones,
protegerá de las inclemencias meteorológicas y la radicación solar protegiendo
la estructura de patologías propias de la edificación.
Este
sistema también tiene la posibilidad de colocar el aislamiento térmico en la
zona de cámara de aire y permite espesores de 26 cm, ofreciendo una envolvente
térmica altamente eficiente y reduciendo la pérdida de calor.
Otra
ventaja es la instalación. Este sistema minimiza los tiempos de ejecución de la
obra y el mantenimiento que requiere es bajo. Además, ante cualquier rotura,
podemos reemplazar las baldosas sin necesidad de realizar ningún tipo de obra.
En
cuanto a la durabilidad del material los resultados son positivos: poca
absorción de polvo y suciedad y su mantenimiento se puede realizar con agua y
jabón.
Además
tiene un buen comportamiento ante la humedad: se evita la entrada de agua
protegiéndonos ante humedades y hongos, evitándose las condensaciones
superficiales de los materiales y las intersticiales del cerramiento, y
reduciendo a lo mínimo posible los puentes térmicos.
Alternativas de acabado
Este
sistema permite multitud de posibilidades de acabado, desde acabados metálicos como el aluminio o el zinc, a
madera en distintos formatos pasando por paneles de hormigón polímero, paneles
de cemento reforzado, chapas perforadas, vidrio, fachadas cerámicas, distintos
tipos de piedras etc.
Esto
nos permitirá elegir el más adecuado en cada caso con fachadas más o menos
ligeras y según el tipo de anclaje utilizado también se podrán obtener resultados
diferentes (anclajes fijos u ocultos).
Imágenes:
CirauQui – Centro Comercial Megaprak (Baracaldo) y Proiek – Hospital Alto Deba
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