Usain Bolt se convirtió en leyenda viva con
sólo 22 años y rompió los límites de la velocidad humana al proclamarse campeón
mundial de 100 metros en 9.58 segundos, once centésimas por debajo de su
plusmarca anterior, frente a un Tyson Gay que batió el récord de Estados Unidos
con 9.71.
Asafa Powell, predecesor de Bolt como
plusmarquista mundial, subió, por fin, al podio en alta competición gracias a
su mejor marca del año (9.84).
Sobre la misma pista en la que Jesse Owens,
para disgusto de Hitler, ganó hace 73 años la final olímpica de 100 metros en
10.3 segundos (la primera de sus cuatro medallas de oro), Bolt ha escrito una
nueva página imborrable en sólo 9.58 segundos.
Envuelto en la bandera verde, negra y
amarilla de Jamaica, Bolt dio la vuelta triunfal a la pista del estadio
Olímpico en tanto que un discreto Gay abandonaba discretamente la escena.
Al reclamo del gran duelo de los campeonatos,
el público se había ido congregando en el estadio desde cuatro horas antes, de
modo que a las 21.35 las gradas estaban casi repletas.
El espectáculo no defraudó. Los ocho
finalistas agudizaron su inventiva para hacer ante las cámaras el gesto más
llamativo durante la presentación de los protagonistas. Bolt, hablando al
objetivo, desplegó, como acostumbra, sus brazos en posición de disparo.
A Powell se le pudo ver en los prolegómenos
más contentos que nunca, consciente de que nada tenía que perder.
Cuando se hizo el silencio, entre destellos
de miles de flashes, los rostros de los ocho contendientes se pusieron serios.
El pistoletazo puso en marcha la máquina de correr en que se ha convertido
Bolt, que sólo tardó 146 milésimas en ponerse en acción, dos milésimas más
tarde que Gay.
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