El aluminio es un elemento químico, de
símbolo Al y número atómico 13. Se trata de un metal no ferroso, abundante en
la corteza terrestre, ya que constituye aproximadamente un 7,5% de su peso. En
estado natural se encuentra en muchos silicatos. Como metal se extrae del
mineral conocido con el nombre de bauxita, por transformación en aluminio
mediante electrólisis sucesiva.
El aluminio es el metal que más se
utiliza después del acero, debido a las buenas propiedades mecánicas que tiene.
Fue aislado por primera vez en 1825 por el físico danés H. C. Oersted (Oersted
se hizo famoso por su experimento de 1820, que mostró la relación entre
electricidad y magnetismo). El principal inconveniente para su obtención reside
en la elevada cantidad de energía eléctrica requerida, dificultando así su
mayor utilización. Este problema se compensa por su bajo coste de reciclado y
su dilatada vida útil, haciendo que el balance energético durante toda su vida
sea ventajoso frente a otros materiales.
Usos y
Ventajas
Entre
sus usos se encuentra el sector de la electricidad y la comunicación, siendo
actualmente el aluminio una de las formas más económicas de transportar
electricidad de forma más eficiente que el cobre. También se usa en las antenas
para televisores y satélites.
En el
sector transporte, se usa en la industria automovilística, tanto por razones
ecológicas como económicas. Actualmente, se fabrican en aluminio, sobre todo
piezas fundidas y perfiles de extrusión, como pistones, ruedas, cajas de
transmisión, conjuntos de suspensión, radiadores, y estructuras o carrocerías.
La
utilización de este material en la fabricación de vehículos conlleva grandes
ventajas medioambientales, como la ligereza del material, que supone una
reducción del peso del vehículo hasta en un 30.
Asimismo
el sector ferroviario también utiliza el aluminio en sus locomotoras. Como
ejemplo, un tren de aluminio aporta un ahorro de energía del 87% a lo largo de
los 40 años de vida media, en comparación con otros trenes fabricados con
elementos más pesados.
En
materia de edificación y construcción, el uso del aluminio es mayoritario en
comparación con otros metales y es utilizado en estructuras de ventanas y
puertas y en otras estructuras como cubiertas para grandes superficies y
estadios. Además, diseñadores, arquitectos y artistas utilizan cada vez más el
aluminio con fines ornamentales y decorativos.
Para los
envases las aplicaciones son múltiples y abarcan desde la fabricación de latas,
el papel de envolver, láminas para cerrar yogures, medicamentos, etc. Las
ventajas: protegen el contenido durante largos periodos, son muy ligeras, son
difíciles de romper, presentan una gran comodidad de manejo y ocupan muy poco
espacio. Y lo más importante: son cien por cien reciclables.
En definitiva, "el aluminio es el elemento más abundante de la
corteza terrestre después del oxígeno y el silicio y además puede ser reciclado
infinitamente sin por ello perder un ápice de sus cualidades", lo que
conlleva que "las aplicaciones son infinitas y su demanda crece día a
día", ya que se trata de un material "idóneo para el mundo actual y
que respeta el medio en el que vivimos".
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