En un espacio amplio que
cumple las funciones de acopio de suministros electromecánicos, ubicado en el
corregimiento de Santa Elena, oriente de Medellín, reposan cabinas, cables,
soportes y ménsulas.
Algunos
están aún en el embalaje que los protegió en su transporte desde Francia y
otros ya se encuentran fuera del guacal listos para cumplir su función.
Son
suministros que en el momento indicado serán transportados a las futuras
estaciones de la Línea H del Metrocable que se espera esté lista en marzo de
2016.
La
primera pilona se instaló el 9 de abril pasado y seis meses después las obras
van tomando forma ante la mirada, a veces impactada y a veces indiferente, de
los habitantes y transeúntes de los barrios Alejandro Echavarría, Villa Turbay
y la Sierra, entre otros, en el oriente de Medellín.
La
obra civil se encuentra en un 60 por ciento. Cerca del 95 por ciento de los
equipos importados de Francia están en Medellín y, están instalados en un 85
por ciento, indicó Felipe Pulgarín, profesional de la dirección de
Planeación del Metro.
Esta
línea tendrá tres estaciones: Oriente; Las Torres, en el sector San Antonio-Las
Torres y una final, Villa Sierra, ubicada en la línea divisoria entre los
barrios La Sierra y Villa Turbay.
En
la estación Alejandro Echavarría (que se llamará Oriente) los usuarios del
Tranvía harán conexión con el metrocable y viceversa.
Este
mes comenzó el tendido del cable de telecomunicaciones, que permite controlar
los movimientos de las cabinas durante su recorrido. En diciembre de 2015 y
enero de 2016, empezarían las pruebas de las cabinas que serán graduales.
La
idea es que al finalizar marzo de 2016 se entregue el servicio a los usuarios,
así como las obras de urbanismo.
Las dos caras
Las
ventajas que para la movilidad del sector traerá el cable es un aspecto
positivo que reconocen los habitantes de la zona.
Mientras
barre el andén de su casa Martha Zapata cambia rápidamente la expresión de su
rostro y una sonrisa se dibuja en él. Señala que el Tranvía y el cable traerán
cambios positivos. Pero, no deja de denunciar las huellas que en la reja de su
puerta, y en la vía han dejado los trabajos necesarios para poner a funcionar
el sistema tranviario.
Desde
un balcón, Bertha Toro reconoce que la empresa le ha cancelado
el arriendo, porque su casa está ubicada en la carrera 17B con la calle 49
(Ayacucho) y no tiene claridad si la derrumbarán o no. “Llevo más de un año en
esta vivienda en arriendo. Otra Navidad fuera de mi casa”, se lamenta Bertha
Toro.
Otras
voces ciudadanas consultadas en la calle, valoran las mejores oportunidades en
movilidad y transporte. Conceptúan que es una obra que se traducirá en
beneficio para toda la comunidad.
Por
ahora, las cabinas esperan pacientes para en su momento transportar entre 6 y 8
pasajeros desde el oriente de la ciudad hasta el destino final que puede ser
cualquier parte de la ciudad gracias a la conexión de los distintos modos de
transporte unidos al sistema metro.
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