En la plaza de la Revolución de La Habana
comienza homenaje al líder cubano. Finaliza en Santiago.
Foto: Eliana Aponte
Varias personas encienden velas en las
esquinas y los portales frente a grandes fotografías del Comandante.
Cuba asimila poco a poco la muerte de Fidel
Castro. Lo hace con tristeza y en silencio. Una mudez sorprendente en esta
ciudad ruidosa y donde la música, que corre por las venas y se escucha a todo
volumen desde la mañana hasta la noche, ha dejado de sonar.
El sábado por la noche, un grupo de
estudiantes organizó una vigilia en la facultad de Derecho de la Universidad de
La Habana. En otras ciudades, personas anónimas encendieron velas en las
esquinas y portales frente a grandes fotos del que muchos han considerado un
“padre”.
En la plaza de la Revolución se escuchan los
martillazos y el chocar de hierros manipulados por operarios que preparan los
tres accesos al Memorial José Martí –el héroe nacional y Apóstol de la Patria–,
donde, este lunes y martes, cubanos y extranjeros podrán dar su último adiós al
hombre carismático, amado y odiado, que gobernó 47 años y logró colocar a esta
isla caribeña y comunista en el mapa geopolítico internacional.
Los seis canales de televisión emiten
simultáneamente los mismos programas sobre hechos de la vida de su histórico
líder.
Este lunes, cuando a las 9 a. m. se abran las
puertas del obelisco que se eleva frente al Consejo de Estado, sede del
Gobierno, se dispararán al mismo tiempo en la capital cubana y en Santiago de
Cuba 21 salvas de artillería. Igual sucederá el 4 de diciembre, cuando las
cenizas del expresidente cubano sean inhumadas en un mausoleo del cementerio de
Santa Ifigenia de la ciudad oriental, donde reposan los restos de José Martí.
Además, desde este lunes, el tráfico de la
capital será interrumpido y habrá prohibición de aparcar en los alrededores del
memorial José Martí hasta que el día 30 salga la caravana con las cenizas del
dirigente.
En estos días, las tiendas están abiertas,
los restaurantes funcionan con un horario más corto, está prohibida la venta de
bebidas alcohólicas y las actividades laborales se desarrollarán con
normalidad.
Aún se desconoce la causa de su deceso o si
sus restos han sido ya cremados. Se supone que la familia lo veló en la
intimidad durante el fin de semana. El pianista Frank Fernández ha sido uno de
los pocos en referirse a su viuda, Dalia Soto del Valle, su mujer desde los
años 60 y madre de cinco de sus hijos, que vivió en el anonimato hasta que
apareció en el 2000 en una de las manifestaciones por el regreso de Elián
González.
El
futuro
Uno de los temores del futuro sin Fidel es
que la revolución se diluya. Días antes de su fallecimiento, regidores de
barrio conminaban a los vecinos a mantenerse alerta ante la posible
contaminación ideológica por la avalancha de visitantes extranjeros,
especialmente de EE. UU. Por eso, se han alzado muchas voces invitando a
mantener su legado.
Uno de ellos es el expresidente de la
Asamblea Nacional Ricardo Alarcón: “La obra revolucionaria de Fidel continuará
viva, pero solo perdurará si cada uno de las cubanas y cubanos somos capaces de
hacerlo eterno en nuestros corazones, y creo que así será porque confío en
nuestro pueblo”, expresó. Para el exdiplomático será posible si los cubanos
siguen el ejemplo de lucha y perseverancia de quien “no se satisfacía con lo
mal hecho o no se contentaba con hacer las cosas a medias porque ponía alma,
corazón y vida para llevar adelante la obra de la Revolución”.
El alfabetizador Leonardo Aguilar calificó su
muerte de un hecho terrible, pero asegura que no va a pasar nada. “Aquí se
queda Raúl, y con él los jóvenes y todo el pueblo, para mantener viva la llama
de la Revolución”.
En cambio, la oposición, que el gobierno
continúa considerando mercenarios que trabajan a la orden de EE. UU. para
desestabilizar la nación, confía en que sin Fidel la democracia a lo occidental
esté más cerca. Y, con ella, el levantamiento del bloqueo, junto con el todavía
fuerte control interno sobre las inversiones, para que el capital foráneo que
Cuba necesita acabe de llegar a la isla.
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