FOTO AFP
Las manifestaciones de solidaridad con las
víctimas no se hicieron esperar.
El debate sobre el control a la venta de
armas en EE.UU. pareció confundirse con el de la lucha contra el terrorismo. El
país asistió al más mortífero tiroteo de su historia reciente, cuando Omar
Mateen —musulmán estadounidense, hijo de inmigrantes afganos—, asesinó a 49
personas en Pulse, un bar gay de la ciudad de Orlando.
El ataque tuvo lugar sobre las 2 a.m. del
domingo, y desde un principio no estuvieron claros los móviles. A medida que
pasaron las horas el Estado Islámico se atribuía el hecho mediante un
comunicado de su agencia Amaq.
En ese caso seguían las dudas acerca de si
realmente se trató de un acto terrorista planificado, con el conocimiento y
beneplácito del grupo yihadista, o el EI aprovechaba para llamar la atención.
No obstante, otros dos sucesos dieron más veracidad a esa versión.
En primer lugar, la cadena NBC informó que
Mateen supuestamente llamó antes de realizar el ataque al teléfono de
emergencias del país, el 911, para declarar su lealtad al Estado Islámico. Por
otra parte, las propias palabras del presidente Barack Obama, apuntaron a las
sospechas iniciales: “Esto fue un acto de terrorismo y un acto de odio y, como
americanos, estamos unidos en el dolor, la indignación y la determinación para
defender a nuestra gente”.
“Todavía estamos conociendo los hechos, pero
el FBI los investiga como un acto de terrorismo. En los próximos días
descubriremos por qué y cómo sucedió esto”, advirtió el mandatario, haciendo un
llamado para esperar el avance de las investigaciones.
No obstante los pedidos de prudencia de
Obama, otros políticos se mostraron seguros de que se trató de un ataque
terrorista, entre ellos el gobernador de Florida, Rick Scott: “fue claramente
acto de terror. Quitar tantas vidas es sin duda un ataque terrorista”.
Caos y balas
Algunos datos comenzaron a trascender desde
ayer sobre los detalles alrededor del sangriento ataque que conmocionó a la
Florida y a los Estados Unidos. Mateen llegó a lugar con un fusil de asalto y
una pistola y empezó a disparar a las personas del lugar sobre las 2 a.m.
Jackie Smith, quien estaba dentro del club,
dijo a Associated Press que dos amigos suyos, que estaban a su lado, fueron
impactados por las balas. “Llegó un tipo y empezó a disparar a todo el mundo.
Tenía un fusil automático, así que no había forma de pararlo. Lo único que pude
hacer es huir de allí”, relató.
Como si se tratara de los ataques en el
teatro Bataclan de París, pronto se formó una situación de toma de rehenes en
el lugar, donde murieron otras personas que no alcanzaron a escapar.
Mina Justice acudió al sitio en la madrugada
del domingo tratando de encontrar a su hijo Eddie, de 30 años de edad, quien le
había enviado un mensaje de texto narrando lo que sucedía e implorándole que
llamara a la policía. Le dijo a ella que se había encerrado en un baño con
otras personas y luego escribió “ahí viene”. “El último mensaje que me envió
fue: ‘Nos tiene acorralados, está aquí adentro con nosotros’. Esa fue la última
comunicación”, dijo a Efe.
Tres horas después de la toma del lugar, un
operativo de efectivos Swat entró y dio de baja a Mateen.
¿Lobo solitario del terror?
No obstante, un hecho parece hablar en contra
de la tesis terrorista, y es el convencimiento del padre del perpetrador del
ataque, Mir Seddique, de que el suceso no obedeció a extremismo religioso, sino
a un caso de homofobia.
Lea también: Mateen declaró su lealtad al
Estado Islámico antes de la masacre
“Esto no tiene nada que ver con la religión.
Mi hijo se molestó cuando vio a dos hombres dándose un beso hace algunos meses
en Miami. Creo que este ataque, que todos los estadounidenses lamentamos, tiene
que ver con eso”, aseguró.
¿Qué opinan expertos sobre esta masacre y sus
móviles? En diálogo con EL COLOMBIANO, John Marulanda, consultor internacional
en seguridad y defensa, consideró que es muy probable una motivación
terrorista, tal como argumentan las autoridades.
“En este acontecimiento confluyen dos
elementos muy repetidos: la sociopatía con fácil acceso a armas, y el hecho de
que son personas que toman como propio el llamado del yihadismo a atacar
distintos aspectos de la civilización occidental que ven ofensivos y prohibidos
en su visión del Islam. Por eso el ataque se da en un centro nocturno para
homosexuales. Es muy probable que en este caso se reúnan esas dos condiciones”,
explicó.
“Es un terrorismo por simpatía, por lo que el
Estado Islámico no lo coordinó, pero sí sale rápidamente a adjudicárselo. Todo
para demostrar que tiene capacidad de atacar a Occidente en cualquier momento.
Todo parece por tanto decir —a menos que se demuestre que había una red detrás
de él—, que se trata de un lobo solitario que justifica su ataque con las ideas
del EI”, consideró.
¿Pero cómo se vio Mateen vinculado con esas
ideas hasta el punto de jurar su lealtad por el grupo yihadista? Para
Marulanda, “sin duda la vinculación se realiza a través de Internet, donde el
EI logra que su discurso de odio cale en distintas personas y se potencia dado
el desequilibrio sociópata de estas”.
Por ese motivo, además, las implicaciones
políticas de este hecho están lejos de acabar, en plena campaña presidencial en
la que un mayor control de la venta de armas está en uno de los lugares
relevantes del debate. Resta ver, por otra parte, si la investigación confirma
lo que tantas voces apuntan.
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