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AFP
El Gobierno Nacional habilitó la cuenta de
ahorros en Davivienda 021666888 para las personas que desean hacer donaciones.
En la casa de Robinson López en Mocoa
durmieron 25 personas la noche del sábado. Ninguna cenó antes de irse a dormir,
no hubo desayuno caliente para nadie, no hubo ropa limpia en la mañana y
ninguno se bañó, no había agua. A nadie le importó: estaban vivos y con la
suerte de tener un techo.
El relato lo hace Robinson, quien dice que
Dios es grande porque su casa no se cayó y, por eso, en las habitaciones en las
que dormían cuatro personas, terminaron acomodándose dos docenas de vecinos.
“Nosotros decimos que dormimos, pero no es tan fácil, estamos alertas,
consternados, muy preocupados porque tenemos miedo de que se presente otra
avalancha”.
Robinson es el coordinador de Derechos
Humanos de la Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonia
Colombiana, y está seguro de que salir de esta tragedia no será fácil, pero que
paso a paso recuperarán la vida. “Mire, no solamente necesitamos ayuda
humanitaria sino que necesitamos que se piense en reubicar al menos el 80 % de
los barrios de Mocoa. Queremos tener la esperanza de que aunque hoy la
situación es grave, de esta situación vamos a salir y más viendo las
dificultades por las que están pasando nuestros pueblos indígenas, que lo han
perdido todo y están en zonas apartadas, necesitamos que el Gobierno Nacional
llegue hasta ellos”.
En medio de su desesperación para ayudar a
sus vecinos, Robinson decidió irse ayer para Bogotá a gestionar ayudas y buscar
comida para llevarles a las comunidades indígenas inga, kamentzá, cofanes,
sionas y awá, afectadas por la avalancha.
Una
oportunidad
Con la advertencia que por la televisión no
se logra dimensionar la magnitud de la tragedia, el profesor de la escuela de
Villagarzón, Jairo Quintero dijo que para él este momento debe ser de esperanza
y de fortaleza. Su relato es dramático: “Acá hay muertos por todas partes y
están irreconocibles, no es una escena fácil de entender, la dinámica del
pueblo cambió”.
Jairo dijo que en su casa están bien, que el
sobrino de su esposa, sin embargo, perdió a la mamá y los abuelos y que, con
eso, la tragedia es suficiente, que hay tristeza. “Mi esposa ha estado estos
días en el río buscando a nuestros familiares y así hay mucha gente”.
A pesar de esta escena, y de golpe, a Jairo
esta avalancha le trae esperanza. “La verdad es que Putumayo es un pueblo
olvidado. Es más, hay mucha gente que ni siquiera sabe en qué parte del mapa de
Colombia está ubicado y somos Colombia. Es muy triste que nos conozcan por esta
tragedia, pero, aunque estos serán días difíciles, es una oportunidad para que
el Gobierno Nacional y Colombia entera se acuerden de este territorio
olvidado”.
Avances
de la atención
En este mismo sentido, el presidente Juan
Manuel Santos dijo ayer, y lo repitió varias veces: “Mocoa quedará mejor que
antes”. Aseguró, en su segunda visita a la capital de Putumayo en dos días, que
está al frente de la emergencia “para que la parte humanitaria fluya y, desde
ahora, iniciar la etapa de reconstrucción”.
Es importante anotar que Mocoa completó tres
días sin agua, sin energía y con problemas de abastecimiento de alimentos. Se
logró habilitar la vía Mocoa-Pitalito y por eso se espera que comiencen a fluir
las ayudas humanitarias. Hay cinco albergues en donde se atiende a 554
personas.
El presidente Santos destacó que, en menos de
12 horas, se puso en marcha el Puesto de Mando Unificado, con la participación
de 1.800 funcionarios del Gobierno, que trabajan en coordinación con las
autoridades del departamento, lo que ha permitido atender a los damnificados.
“Hay 1.200 soldados y policías atendiendo la
emergencia. Además, se han puesto a disposición más de 10 helicópteros, 6
aviones, 63 vehículos y 7 botes, y eso nos ha permitido avanzar de forma muy
rápida en controlar la emergencia”.
Sobre el abastecimiento de agua, explicó
Santos, que hay 10 carrotanques que suministran el líquido y 16 más están
camino a Mocoa. A esos 26 carros se sumarán 4 plantas potabilizadoras y fueron
enviadas otras tres. “Con eso debemos satisfacer la demanda de las necesidades
mínimas de agua de la población”, precisó.
Santos destacó que espera que lo más pronto
se inicie la construcción del nuevo acueducto, el cual está viabilizado por el
Ministerio de Vivienda.
De la misma forma, ya se dio paso provisional
a la carretera que une a esta capital con Pitalito, Huila, al tiempo que el
Invías evalúa cinco puentes en Mocoa. Otros dos quedaron completamente
destruidos.
“Frente a la energía, estamos evaluando el
transporte de varias subestaciones eléctricas, así como la incorporación de 17
plantas generadoras para suplir la totalidad de la demanda, esperamos que en
los próximos 10 días esa situación este superada”, dijo Santos.
En el tema de vivienda, se realiza un censo
de afectación, con el fin de establecer cuáles requieren construcción total o
recuperación y rehabilitación. A las familias se les dará un subsidio de
arriendo por $250.000 mientras se reubican.
Aunque la Fuerza Aérea anunció que luego de
un sobrevuelo sobre los ríos que se represaron —Taruca, Sangoyaco, Mulato y
Mocoa— no se evidenció ningún tipo de taponamiento, el ministro de Ambiente,
Luis Gilberto Murillo, pidió no bajar la guardia.
“Es necesario que se vuelvan a revisar los
puntos críticos donde se puedan presentar taponamientos que generen este tipo
de deslizamientos, movimientos de tierra o puntos críticos donde se puedan
generar inundaciones, lo mismo que el comportamiento histórico de esos puntos”,
dijo.
El ministro destacó que permanece la alerta
roja por posibles crecientes en la cuenca alta de los ríos Putumayo y Caquetá.
¿Y los
niños?
Uno de los temas que más han preocupado de la
tragedia es el paradero de los niños. El mismo presidente Santos y el ICBF
anunciaron que no hay menores desamparados y ya tienen 167 censados. Hasta
ahora han sido identificados plenamente 4 niños fallecidos.
“Le estamos brindando cuidado, alimentación y
el acompañamiento psicosocial que requieren; sobre todo aquellos que están sin
sus familias y fueron ubicados en Hogares Sustitutos como medida de
protección”, dijo la directora de la entidad, Cristina Plazas, quien aseguró
que en el albergue adecuado en la Universidad de Mocoa fueron censados 167
niños con sus familias, de esos, 58 menores de 5 años, otros 13 niños debieron
ser remitidos a hospitales de Neiva, 4 niños se encuentran en hogares
sustitutos sin que sus padres sean ubicados. Plazas subrayó que dos hogares
sustitutos del ICBF fueron arrasados por la avalancha, pero los niños que
vivían allí están en buenas condiciones y fueron reubicados.
Robinson seguirá en Bogotá esta semana
mientras consigue ayuda para retornar a Mocoa. Mientras, el profesor Jairo lo
volvió a decir: “Mocoa apareció en el mapa y estamos tristes, muy tristes, pero
ya saben que estamos aquí, en Colombia, y esta es nuestra oportunidad para
renacer”.
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