Sector
industrial
Así como fue de largo y tortuoso el proceso
en el que se empeñó el Gobierno de Álvaro Uribe, para que Colombia firmara un
Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, pues su implementación,
después de la firma tardó casi seis años, todo indica que así será la dura
pelea que tiene el país para competir con la potencia mundial norteamericana.
En abril de
2012, durante la VI Cumbre de las Américas, realizada en Cartagena de Indias,
Juan Manuel Santos, presidente de Colombia, y Barack Obama, presidente de
Estados Unidos, anunciaron que la entrada en vigor del acuerdo comercial sería
el 15 de mayo 2012. Así se dio y hoy se cumplen cuatro años del acuerdo. Casi
nueve años atrás, en 2003 el Gobierno de George Bush, había anunciado la
apertura de negociaciones para suscribir un TLC con Colombia, y solo en 2006,
se firmaría el documento que estuvo paralizado en el Congreso estadounidense
por cuenta de la oposición del Partido Demócrata ante las reiteradas denuncias
de violación de los derechos sindicales y laborales en Colombia.
Han pasado también 10 años, luego de que el
senador del Polo Democrático, Jorge Enrique Robledo, le enviara una carta al
entonces presidente Uribe para explicarle por qué lo había denunciado
penalmente por el delito de traición a la patria. “Es mejor no tener Tratado
que tener un mal tratado”, citaba la oposición en ese entonces al premio Nobel
de economía Joseph Stiglitz para rechazar el TLC. Ahora, el mismo Robledo, dice
que lo advirtió y que al país le fue “como a perro en misa”.
En un informe del Ministerio de Comercio,
Industria y Turismo conocido por El Espectador, se detallan varios puntos en
los que se muestra cómo ha perdido y ganado Colombia cuatro años después de
echar a andar dicho acuerdo.
Por un lado,
señala que, en 2012, con la entrada en vigor del TLC, en comparación con el
2011, se registró una caída de las exportaciones totales que Colombia hizo a
Estados Unidos de 0,69%. Y que al comparar las del 2015 con el 2011, la caída
fue del 55,1%.
La razón, dice el documento, “la economía de
Estados Unidos, desde la crisis del 2009, ha tenido una recuperación lenta, lo
que ha afectado las compras y la demanda externa y han tenido una tendencia
decreciente. En ese año, mientras que esa economía cayó 2,8%, las importaciones
que hizo del mundo decrecieron más del 20%. En el 2015, en comparación con
2014, las importaciones generales de Estados Unidos desde 19 mercados cayeron,
incluido Colombia (-23,3%). Mientras que aumentaron solo las provenientes de 6
países como Corea del Sur con 3,3%”.
No obstante,
sugiere el informe, que uno de los objetivos primordiales del tratado se está
logrando: aumentar las exportaciones no minero energéticas y de bienes con
mayor valor agregado así como cambiar la estructura exportadora del país. Desde
mayo de 2012 un total de 7.501 empresas colombianas han exportado a ese
mercado, de las cuales, 2.230 firmas lo hicieron por primera vez. El año pasado
el monto exportado por esas nuevas firmas llegó a los US$1.497 millones, dice
el Mincomercio.
De esas nuevas que incursionaron en el país
norteamericano el 98,7% son micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), algo
que, para la nueva ministra de comercio, Industria y Turismo, María Claudia
Lacouture, es el resultado de haber logrado diversificar el número de productos
que están entrando a ese país y que anteriormente no se vendían. “El TLC con
Estados Unidos tiene varias variables que han dado bastantes resultados. Hemos
penetrado en más de 40 Estados vendiendo productos colombianos de diferentes
índoles. Estamos trabajando para fortalecer no solamente el sector agrícola,
sino en otros sectores el acuerdo comercial que nos permita obviamente
incrementar las exportaciones”, le dijo a este diario hace dos semanas.
Antes del TLC, Colombia tenía un acuerdo de
preferencias arancelarias (ATPDEA), temporal y unilateral, es decir, las
preferencias eran de Estados Unidos para algunas líneas arancelarias de
Colombia (5.670). “Con el TLC ganaron acceso al mercado estadounidense con 0%
de arancel cerca de 10.634 posiciones arancelarias”, se lee en el informe.
El senador Robledo continúa insistiendo en
que se debe renegociar dicho tratado. “Esas afirmaciones son ridículas y no
resisten un análisis. Estamos hablando de unos renglones nuevos de exportación,
cuyas cifras son insignificantes. El peso de las exportaciones de los productos
nuevos es apenas del 0,06% del valor total de las ventas a Estados Unidos. Es
inaceptable que nos presenten eso como una cosa maravillosa. Es el colmo. El
63% de las nuevas exportaciones son inferiores a US$10.000. Lo exportado por
las empresas nuevas es tan solo el 2% del total de las exportaciones. Lo que
dicen, cuatro años después, es para ocultar el fracaso de la política
económica”.
Por eso, si se ponen los datos en la balanza
comercial lo que se puede dilucidar es que efectivamente aún hay retos por
delante. Pero, ¿serán fáciles?, ¿por qué la balanza comercial sigue siendo
desigual con Estados Unidos?
De acuerdo
con cifras del Departamento Nacional de Estadística (DANE), China y Estados
Unidos son los países con los que Colombia presenta mayor déficit en la balanza
comercial. Mientras que con el primero la diferencia en 2015 fue de US$1.234
millones, en lo que va corrido de 2016 ya es de US$1.147 millones. Y con el
segundo, en 2015 fue de US$1.094 millones contra US$556 millones en lo que va
corrido de este año, aun cuando faltan siete meses para que finalice el 2016.
Y, en cuanto a las importaciones de ese país
a Colombia en los dos primeros meses de este año, se observa que Estados Unidos
sigue llevándose la mejor tajada: 29,9%, y le siguen en su orden China, México,
Brasil, Alemania, y Japón.
Las razones, dice el senador Robledo, es que
dicho tratado estuvo mal negociado. “Aquí la discusión no es si Colombia tiene
relaciones económicas internacionales, creo que las debe tener y con Estados
Unidos, pero aquí lo que no puede suceder es que hagamos lo que dicen los
gringos. Ellos lograron vendernos la figura de TLC, que es un tratado leonino
diseñado por ellos para favorecer los intereses de su país. Nos está yendo como
perro en misa, porque nos pusieron a competir con ellos en unas condiciones en
que nosotros no podíamos, ese es un hecho que ya se sabía. Es que Estados
Unidos es la principal potencia económica del mundo, de una parte, y de otra,
ese es un mercado muy competido donde venden todos los países del mundo y para
poner cualquier cosa allá habría que derrotar a los productores gringos que son
unos duros, y luego, a los extranjeros que sean capaces de derrotar a los
gringos. Eso es difícil”.
El pasado 4
de mayo, la ministra Lacouture, ante la pregunta de que Colombia seguía
importando muchos productos agropecuarios cuando se suponía que el TLC con
Estados Unidos era para impulsar el agro del país, le dijo a El Espectador: “Se
están importando productos que no se producen en Colombia o que tienen una
producción limitada. Pero uno de los puntos que vamos a fortalecer es la
sustitución de importaciones. Si bien casi el 85 % de los productos exportados
tienen un grado de importación de un producto importado, en eso venimos
trabajando con las empresas para establecer la reducción de importaciones”.
De todas maneras, el TLC entre Colombia y
Estados Unidos apenas lleva 4 años y el Gobierno aún espera que pasen muchas
cosas. La principal: que mejoren las exportaciones no minero energéticas a ese
país, aunque la oposición dice que eso será imposible en las condiciones en que
está firmado el acuerdo.
Por eso, Robledo cree que el déficit en la
balanza comercial incrementaría para el país por cuenta de lo que falta por
venir: “Los estragos con Estados Unidos no han terminado. El proceso de
desgravación gradual continúa y este año vamos a estar en 190.000 toneladas de
arroz importado de esa nación. Es una barbaridad, pero cada año van a ser más
porque el proceso de desgravación es gradual”.
Limbos jurídicos o peleas perdidas
Otro de los escollos que tiene hoy el
Gobierno por cuenta de varios TLC, incluido el de Estados Unidos, es el lío
jurídico con empresas mineras que están en el país desde hace varios años y que
no podrán hacer minería en zonas de páramos. Ya hay títulos revocados, otros en
negociación, pero lo cierto es que, ante la decisión de la Corte Constitucional
de salvaguardar el medio ambiente, las multinacionales están apretando al
Gobierno a través de los TLC y algunas ya han anunciado controversias
jurídicas.
Eco Oro, antes Greystar, empresa canadiense
que desde hace veinte años adelanta el proyecto minero de Angostura, en el
páramo de Santurbán, prendió la alarma. Hace más de un mes, ignorando las
competencias del Ministerio de Minas y la Agencia Nacional de Minería, dirigió
una carta al presidente Juan Manuel Santos, en la que le notificó la intención
de iniciar formalmente un proceso de acuerdo amistoso, invocando los artículos
pactados en el tratado de libre comercio con Canadá que protegen jurídicamente
a las empresas extrajeras.
De llegar a darse, las partes tendrán que
sentarse, en un período no mayor a seis meses, a definir cómo podría Eco Oro
desarrollar el proyecto de Angostura sin afectar el páramo. De no encontrar
puntos en común, dijo la empresa, llevaría el caso a un tribunal de
arbitramento internacional para definir si se violó algún derecho de la empresa
o si, por el contrario, el Estado actuó de conformidad con lo pactado en el
acuerdo bilateral.
Sin embargo, esta no es la única pelea que
tendrá que enfrentar el Estado colombiano. Cosigo Resources y Tobie Mining and
Energy ya están exigiendo una indemnización por US$16.500 millones. Las firmas
argumentan que con la declaratoria del parque nacional natural del resguardo
Yaigojé-Apaporis, en 2007, sus derechos a la explotación fueron revocados
ilegalmente, violando el TLC con Estados Unidos.
Esa es la otra cosa que advirtió la oposición
oportunamente, dice el senador Robledo. “Esos TLC no solo son agro e industria.
Tienen 23 capítulos sobre lo divino y lo humano. Lo agrícola e industrial ocupa
si mucho tres o cuatro capítulos, y tiene otros 19 donde, por ejemplo, está la
solución de controversias, que no son otra cosa que no opere la justicia
nacional, sino que unos tribunales de arbitramento, que todos son amañados, por
unos jueces que funcionan en beneficios de las transnacionales. En ese TLC
introdujeron un concepto que se llama expropiación indirecta, el cual permite
cosas tan absurdas como esa demanda de Cosigo Resources por US$16.500
millones”, explica.
Este es el balance que hay cuatro años
después de la entrada en vigor del TLC con Estados Unidos, falta ver cómo nos
va cuando entren a operar los tratados con Japón y Corea, otras dos potencias
mundiales.