Sabes cómo debes cuidar el cristal de tus
ventanas, aquí te enseñamos cómo hacerlo.
Para que el cristal instalado conserve su
integridad y propiedades por muchos años, se deben tener en cuenta ciertas
precauciones sencillas que evitan daños o ataques indebidos sobre los bordes y
las superficies del vidrio.
¿Por qué se rompe el Vidrio?
El vidrio es un material que por su
estructura cristalina se rompe repentinamente cuando se somete a esfuerzos de
tensión, muy diferente a otros materiales como el aluminio y el acero, los
cuales muestran una deformación permanente antes de fallar. El vidrio se rompe
por disminución de su resistencia debido a golpes y rayones de sus bordes y
superficies. Cuando el vidrio tiene que soportar un esfuerzo externo mayor que
su resistencia, se rompe. Este puede ser ocasionado por la presión del viento,
un golpe, presión mecánica o un esfuerzo térmico producido por un calentamiento
diferencial. Cuando el vidrio sale del proceso de producción tiene una alta
resistencia. A medida que se transporta y almacena en distintos lugares, si no
se maneja en forma adecuada se puede disminuir paulatinamente esa resistencia.
¿Por qué se mancha un Vidrio?
Cuando el vidrio colocado en un arrume atrapa
algún contenido de agua ya sea por una humedad relativa muy alta en el lugar o
porque le cayó agua por algún motivo, ese contenido de agua se va concentrando
con los días y meses con productos alcalinos hasta que llega a reaccionar con
el vidrio, manchándolo en forma de colores iridiscentes o una nube blanca que
puede llegar a ser imposible de limpiar.
¿Cómo limpiar los Vidrios?
El cristal se frota con una esponja
humedecida en agua jabonosa (perfectamente escurrida) o algún otro limpiador.
Es conveniente empezar por los bordes e ir avanzando hacia el centro. Se retira
la suciedad con un trapo húmedo. No utilice jabones industriales ni asépticos
pues manchan el vidrio.
Posteriormente se termina de secar el vidrio
frotando con un trapo seco y suave que no desprenda pelusa.
También puede usar papel periódico, aunque
debe tener cuidado, ya que puede rayar los cristales.
Las manchas de pintura se pueden remover con
una espátula, con mucho cuidado para no rayarla, o bien, frotándolas con un
algodón humedecido en disolvente.
Las calcomanías se desprenden con acetona o
quitaesmalte. Para remover los residuos utilice un cepillo de dientes y agua
jabonosa caliente.
Para limpias vidrios grandes -ventanales-
resulta práctico utilizar un limpiador, ya que se le puede adaptar una esponja
o un trapo enjabonado para facilitar la tarea. Después, con la goma del
limpiador se quita el jabón. Al final se secan con un trapo de algodón.
Las ventanas corredizas que no son muy
grandes se pueden desmontar y lavarse cómodamente en una tina grande o en un
lavadero. Es importante secarlas bien antes de instalarlas en el riel o guía.
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