El más reciente informe de la Organización Mundial
de la Salud (OMS) sube las alarmas respecto al estado actual de la
contaminación del aire en el mundo y sus efectos. Casi todos los residentes de
ciudades en países en desarrollo viven en un entorno con polución atmosférica
excesiva, lo que representa un grave riesgo para estos.
La cifra del ente global es clara: cuatro de
cada cinco habitantes de urbes están en lugares que no cumplen con los
estándares de calidad del aire de la OMS, 98 % de ellos en países más pobres y
56 % en países con altos niveles de ingresos.
La OMS lanzó estos y otros números en su
“Tercera base de datos sobre contaminación atmosférica urbana”, que incluye
3.000 aglomeraciones. En total, la organización concluye que el fenómeno
aumentó en un 8 % en todo el mundo “pese a mejoras en algunas regiones”. Esto
implica que los ciudadanos están cada vez en mayor riesgo de sufrir apoplejías,
enfermedades cardíacas, cáncer de pulmón y enfermedades respiratorias.
“La contaminación del aire urbano sigue en
aumento a un ritmo alarmante, causando estragos en la salud humana”, dijo María
Neira, directora de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS. “Al mismo tiempo,
aumenta la conciencia y más ciudades monitorean la calidad de su aire. Cuando
este mejora, bajan las enfermedades respiratorias y cardiovasculares”, agregó.
El reporte afirmó que Zabol, Irán, fue la
ciudad con más concentración anual de partículas de menos de 2,5 micras en
diámetro. Nueva Delhi, que encabezaba la lista, cayó al noveno puesto luego de
lograr reducir sus niveles en 20 % entre 2014 y 2015. No obstante, continúa
siendo la megaciudad —con población mayor a 14 millones—, más contaminada.
Un problema inatajable
En diálogo con EL COLOMBIANO, Eduardo
Behrentz, doctor en Ciencias e Ingeniería Ambiental de la Universidad de California,
y vicerrector de Desarrollo de la Universidad de los Andes, explicó por qué
Nueva Delhi ejemplifica buena parte de los factores que hacen de las ciudades
en países en desarrollo las del aire más contaminado.
“El problema en urbes de países en desarrollo
es muy similar. Generalmente se debe a un exceso de motocicletas —una fuente
importante de contaminación—, a que no haya sistemas efectivos de control de
emisiones para los vehículos a diesel, y a las fuentes fijas como las
industrias, en especial si utilizan combustibles sólidos —como carbón o incluso
neumáticos en algunas ciudades—”, explicó.
El experto advierte que no se debe olvidar el
peligro que tiene este fenómeno sobre la salud humana y, en ese sentido,
también se deben redoblar los esfuerzos para enfrentar la contaminación
atmosférica en urbes.
“De PM10 (o partículas de diez micras) para
abajo, todas las emisiones penetran las vías respiratorias y pueden generar
enfermedades (las menores a 2.5 micras mucho más). En el largo plazo, por tanto,
la contaminación por PM10 y PM2.5 genera mayor enfermedad y muerte, y eso tiene
una implicación social y económica incalculable en ciudades de países como el
nuestro”, argumentó.
Colombia no se salva
Precisamente hablando sobre el entorno local,
salta a relucir que Medellín presenta niveles anuales de PM10 en el aire por 45
ug/m3 y de PM2.5 por 26 ug/m3. Asimismo, llama la atención que Bogotá supera en
niveles de PM10 a México D.F, como consta en el gráfico.
Sobre el tema, para Behrentz “preocupa el
hecho que la capital colombiana registre altas cifras de contaminación. Bogotá
ya cuenta con un plan maestro para enfrentar este fenómeno, pero
infortunadamente esto no se ha traducido en acciones concretas”.
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